DECIDE SER UNA PERSONA POSITIVA.

El humor es como una brújula que marca el equilibrio de nuestro estado de ánimo. Decimos que tiene sentido del humor quien nos hace reír, cuenta chistes, gasta bromas o ve el lado disparatado o absurdo de situaciones que para la mayoría son serias. Pero éstas son sólo algunas manifestaciones, ya que disfrutar de buen humor supone mucho más que eso. Es mirar la vida con una filosofía adecuada, basada en la aceptación de la realidad.

Por su parte, ser negativo es una actitud vital que puede perjudicar nuestra salud, nuestras relaciones personales y nuestro trabajo. Si lo ves todo negro, desconfías de todo y te tomas las tareas diarias como algo desagradable y no como algo susceptible de hacer bien y con entusiasmo, necesitas modificar tu forma de ver las cosas y tu forma de actuar. Desarrolla el sentido del humor y aprende a relativizar los “serios” asuntos de esta vida. Una interpretación positiva es el síntoma más claro de humor y de inteligencia emocional.

El buen humor nos libra de ingenuos optimismos y de pesimismos catastróficos. Nos lleva a tener un sano realismo incluso ante las propias limitaciones o las deficiencias de otros. Es un signo inequívoco de madurez y experiencia e implica tener sentido de la realidad y una comprensión que nos predispone a encajar los acontecimientos y mirarlos con una sonrisa benevolente.

Repasa a menudo la siguiente lista de estrategias para convertirte en una persona positiva y con sentido del humor.

Decide ser feliz

No hagas depender tu felicidad de las circunstancias ni de las actitudes de los demás. Las circunstancias son un espejo que te refleja el rostro feliz o infeliz con que tú las afrontas. Ten en cuenta que la felicidad es una decisión no una suerte.

Cambia tu vida para cambiar el mundo

No te empeñes con tanto ahínco en cambiar el mundo ni a las personas, aunque sean de tu familia, ni creas que ellos tienen la clave para conseguirlo. No confíes tanto en planes, métodos y estructuras, puede ser el comienzo de tu desesperación. Trata, con tranquilidad, de cambiar tú mismo y lo que dependa de ti y en lo demás iras notando cambios.

Tómate menos en serio

Ríete con tu caricatura. Ni tus cualidades son tan extraordinarias, ni tus defectos tan nefastos. Tómate un poco a broma. No te desesperes si tu vida no te sale tan perfecta y redonda como soñabas. Lo importante es ser una persona viva que se pasa por la vida sintiéndose parte de la misma, eres mejor de lo que piensas aunque seas peor de lo que sueñas.

Simplifica tu vida

Deshazte de todo lo superfluo que te rodea, ordena tu vida y tus cosas, rodéate de un ambiente alegre y confortable, pon a tu alrededor las cosas que más te agraden. Pero no te obsesiones con “el orden y la limpieza” en tus relaciones y en tu casa; no pasa nada porque no agrademos a todos los que nos rodean ni porque la cama se quede sin hacer. Construye la vida más fácil y agradable, no estés todo el día pendiente de los detalles, de forma casi maniática, para que cada cosa esté en su sitio perfectamente colocada tanto en tu vida como en tu casa…

No busques la perfección en todo

La vida está llena de cambios y de contrastes. Amar la perfección puede suponer odiar la vida. En todo lo bueno hay algo malo y en todo lo malo hay algo bueno. ¡Descúbrelo! No olvides que una de las cosas que nos caracteriza como seres humanos es tener limitaciones, aprovecha tus errores para aprender y mejorar, incluso permítete bromear sobre ellos.

Vigila tu aspecto exterior

Todos poseemos algún atractivo. Acepta tu físico y sácale partido potenciándolo, viste de forma sencilla y cómoda contigo mismo. Dedícate un poco de tiempo, de vez en cuando, a disfrutar una ducha y arreglarte de forma natural. La belleza que sentimos en nuestro interior es el verdadero reflejo de lo que ven quienes nos rodean.

Pon tus asuntos al día

Pon al día los papeles del banco, las facturas, la revisión del coche… las cosas que tengas pendientes. Actualízate y libérate de las tareas que siempre dejas para más adelante y que no te producen más que una molesta ansiedad, sensación de ineficacia y agobio.

No te infravalores

No estés continuamente comparándote con los demás. Hazte una lista de tus mejores cualidades y repásala a menudo. Si no te sientes capaz de hacerlo pídele ayuda a algún ser querido.

Controla tus emociones

Ten sangre fría ante un problema. Si tiene solución ¿por qué preocuparte? Y si no la tiene, ¿para qué? Desarrolla la capacidad de entender las emociones, ellas te protegen, te informa de que algo no funciona y tienes que hacer algo para salir de esa situación. Controla tus impulsos e intenta permanecer tranquilo y optimista ante las adversidades. Las dificultades son un reto a tu capacidad y produce una gran satisfacción personal superarlas.

Revisa tú día a día al irte a la cama

Ser positivo requiere cierto grado de vigilancia. No es realista pensar que, aplicando todos los pasos para simplificar la vida y tener una actitud positiva se mantendrá automáticamente. Muchos de nosotros tenemos viejos hábitos que son difíciles de erradicar, así que dedica unos minutos cuando estés en la cama a “echar un vistazo” al día, a la actitud que has mantenido y pregúntate si te sientes satisfecho con ella; date las buenas noches y marca un objetivo de mejora para el día siguiente.

Despiértate con optimismo

Tu percepción de la jornada que va a empezar debe ser lo más positiva posible: “Voy a realizar bien mis tareas, voy a disfrutar de este día”. Intenta no cargarte de tareas innecesarias, aprende a distinguir lo que es importante de lo que no es tanto.

Relájate y trasmite energía positiva

Busca a lo largo de cada día algunos ratos tranquilos, sin ruidos, sin prisas. Siéntate o acuéstate y respira hondo, al expirar el aire, imagina una nube gris con la que expulsas todo lo negativo de tu interior: las tensiones, la rabia, el cansancio, las prisas… Al inspirar aire, imagina que una luz brillante te llena de una energía que representa la calma, la serenidad, la confianza en ti mismo, la valentía, la fuerza de voluntad y el éxito en la vida.

Aprende a sonreír

De niños reímos con naturalidad, pero, gradualmente, perdemos esa capacidad al hacernos adultos. Parece ser que, cuando más desenfrenada es nuestra vida, más nos alejamos de nuestra capacidad de reír y divertirnos. Felizmente, la risa, como montar en bicicleta, es algo que se vuelve a aprender fácilmente.

Piensa que la sonrisa hace que tú te sientas bien y que los demás se sientan acogidos, está asociada al estado emocional del bienestar y la felicidad. Reduce el estrés, alivia la tensión y calma el corazón airado.

Cree en el ocio

Cree en el valor del ocio, no solo en el negocio (que significa “no ocio”). Intenta no ser de los que no pueden perder ni un minuto. Aprende a creer en lo inútil, en lo gratuito, en lo improductivo, en la inactividad también. Y en el silencio y en la espontaneidad.

Respeta los demás y te respetarán

El amor a las personas no lleva implícito la imposición de los valores propios a las personas que queremos. Hay que respetar el derecho que cada individuo tiene a tener su propio punto de vista y a tomar sus propias decisiones.

No busques la aprobación y el aplauso

Actúa según tu propio criterio. Vive y deja vivir. Intenta que las posibles críticas y los comentarios ajenos sobre tu persona no minen tu autoestima. La persona que mejor te conoce eres tú misma. Los demás pueden verte y juzgarte de una forma muy diferente a como tú lo haces.

Relativiza estos ejercicios

No tomes demasiado en serio estos ejercicios, como si fuesen la única solución de tu vida. No te culpabilices si no los cumples al pie de la letra, porque perderías el humor.

Arancha Bailón
Pedagoga y Logopeda

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