ARQUITECTURA BIOCLIMÁTICA

Una vivienda bioclimática es aquélla que se diseña para satisfacer las necesidades de confort de sus habitantes, aprovechando las condiciones del entorno y utilizando energías renovables. Una casa bioclimática nos permite estar frescos en verano y guardar el calor en invierno.

El uso de la arquitectura bioclimática no es nuevo, gran parte de las construcciones tradicionales se basan en principios bioclimáticos, no hay que olvidar que la electricidad es algo relativamente reciente. Realmente podemos hablar de “arquitectura razonable” ya que bastaría con tener en cuenta la orientación y la ventilación de un edificio para empezar a hablar de una construcción bioclimática.

Poco a poco, el número de edificaciones con criterios ecológicos, medioambientales, bioclimáticos y sostenibles, está creciendo. Aunque de una forma demasiado lenta por la falta de un apoyo institucional real y por la cantidad de intereses económicos que se mueven en el mundo de las inmobiliarias.

Muchas veces pensamos en casas unifamiliares a la hora de imaginar una construcción bioclimática pero la realidad es que este tipo de edificios albergan los usos más diversos:

  • Edificios de oficinas e industriales.
  • Escuelas, institutos, centros de formación y enseñanza.
  • Edificios institucionales, hospitales y centros de salud.
  • Polideportivos, piscinas y otras instalaciones deportivas.
  • Hoteles, edificios de turismo rural y centros de congresos.
  • Edificaciones para exposiciones y espectáculos.
  • Terminales de transportes y trenes.

Eso nos permite observar ejemplos reales y positivos de mejora prácticamente en todas las áreas de utilización.

Los expertos en este tipo de construcciones no dudan en afirmar que se puede conseguir entre un 50% y un 80% de ahorro energético con respecto a un edificio convencional. Con las condiciones climáticas de buena parte de nuestro territorio, se pueden conseguir, sin ningún tipo de instalación complementaria en algunos casos y con apoyos mínimos en otros, viviendas autosuficientes en cuanto a su climatización. Es sorprendente enterarse que con una arquitectura bioclimática adaptada a cada región en la mitad de las capitales de provincia no haría falta calefacción y sólo en doce se necesitaría aire acondicionado.

¿Y cuanto me cuesta una vivienda bioclimática?

Para responder a esta pregunta no hay un único dato, ya que al igual que con una vivienda convencional el precio varía en función de su ubicación, características y dimensiones. Ahora bien si comparamos una vivienda convencional con una bioclimática los expertos no dudan en afirmar que su coste no tiene porque ser superior.

El CIEMAT (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas) señala que el precio de una vivienda bioclimática puede ser el mismo que se paga por una convencional, incrementándose como máximo un 10 ó 12%. El doctor en arquitectura Luis de Garrido, presidente de la Asociación Nacional de Arquitectura Sostenible (ANAS), asegura que se pueden construir este tipo de viviendas sin ningún coste añadido, ya que el 70% del funcionamiento bioclimático del edificio depende exclusivamente del diseño arquitectónico; aunque admite que se puede producir un incremento de un 2% por el uso de materiales (cristaleras, aislamientos más gruesos…)

Suponiendo que en efecto el coste de una vivienda bioclimática sea algo superior, no hay que olvidar el ahorro que posteriormente se consigue en el consumo de energía; un ahorro que en 2 o 3 años permite amortizar el coste extra de la construcción.

Principios para una arquitectura bioclimática

Estos principios basados en el decálogo publicado por la asociación GEA y en el documento titulado “Buenas prácticas de arquitectura bioclimática” escrito por Margarita de Luxán nos permiten saber que características debe cumplir una construcción bioclimática independientemente de su uso final.

1) Ubicación adecuada, evitando tanto la proximidad de fuentes emisoras de contaminación eléctrica y electromagnética así como química y acústica (fábricas contaminantes, transformadores eléctricos, tendidos de alta tensión, grandes vías de comunicación, etc.)

También deberán ser evitados aquellos lugares donde por la actuación del hombre pueda ponerse en peligro algún determinado ecosistema. Y siempre evitar la modificación del campo magnético natural.

Atender a la morfología del terreno, construcciones adyacentes, los estilos arquitectónicos tradicionales de la zona, incluyendo la vegetación propia del lugar.

2) Adecuada distribución de espacios, atendiendo a consideraciones bioclimáticas, de ahorro energético y funcionales. El edificio debe de tener en cuenta las condiciones naturales específicas del lugar donde se va a construir para adaptarse a las distintas condiciones climáticas estaciónales, considerando tanto las situaciones de frío como de calor.

Hay que agotar todas las soluciones pasivas (cristaleras, orientación adecuada, aislantes, etc.) que permitan regular la temperatura del interior del edificio, antes de implantar sistemas activos (calefacción, aire acondicionado, etc.)

3) Empleo de materiales saludables, reciclables o que no generen residuos tóxicos. Reutilizar tanto materiales de construcción como materiales aprovechables para la edificación y que provengan de elementos residuales de otros procesos industriales o de fabricación.

Los materiales utilizados deben hallarse totalmente exentos de elementos nocivos como el PVC, usado de forma muy común hoy en día.

4) Optimización de recursos naturales. Aprovechamiento de la luz solar, climatización natural, ahorro de agua, implantación de las energías renovables aprovechables en ese lugar determinado.

Se deben primar los sistemas que consuman energías no contaminantes o derivadas de recursos renovables no contaminantes.

En colaboración con los ayuntamientos o instituciones competentes, implantar un programa de recuperación de residuos y/o depuración de vertidos.

5) Desarrollo del proceso de construcción adecuado, que minimice el impacto por utilización de materias primas, gastos energéticos y contaminación. Una casa bioclimática debe de construirse de una forma respetuosa con su entorno. Debemos de controlar donde van los residuos generados en la construcción, así como evitar el consumo innecesario de agua y energía.

Un proyecto de todos

Puede que un edificio bioclimático sea actualmente algo más caro que un edificio convencional, pero sus ventajas ecológicas y de uso son muy superiores. Para conseguir aumentar el número de edificaciones bioclimáticas es muy importante la participación de todos; usuarios, profesionales e instituciones.

  • Los profesionales, en el planteamiento del proyecto, en su implementación y en el mantenimiento.
  • Los usuarios, en el modo de habitar y el deseo de dar más importancia a una calidad de vida que se integre con su entorno.
  • Los políticos y administradores, en la orientación de los planes de vivienda y los proyectos de desarrollo urbano.

Hay condiciones y normativas que imposibilitan o entorpecen unos desarrollos más innovadores porque se plantearon con unos materiales y unos conocimientos que ahora están desfasados.

A veces hay que arriesgar, investigar y probar cosas que favorezcan una conjunción entre la cotidianidad humana y el cuidado del entorno natural que la alberga.

Y no hay que dejar de incrementar la información sobre la arquitectura bioclimática y extender su utilización entre los colectivos que participan en los procesos de construcción y los usuarios.

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