Vivimos en una cultura dominada por la falta de tiempo, el dinero, el trabajo y el consumo. Una sociedad que cada vez exige más para conseguir lo que queremos. Dentro de esta rutina el cuerpo y la mente nos piden desconectar y eso nos plantea nuevas preguntas. ¿Cómo disfrutar de nuestras vacaciones, o de nuestro tiempo libre?
La OMS considera el tiempo de ocio algo esencial para el correcto desarrollo del ser humano. Incluso se ha llegado a demostrar que el disfrute de ese tiempo previene enfermedades, aumenta la creatividad y proporciona una mejor calidad de vida. Pero descansar no es permanecer sin hacer nada viendo cómo pasan las horas, sino que debemos ocupar ese tiempo de ocio con otro tipo de actividades, que ayuden a recargar la energía física y mental que perdemos en nuestra actividad diaria.
Las nuevas ofertas turísticas o de ocio vienen a cubrir la demanda de aquellos que ven las vacaciones, el tiempo libre del que disponen, como un espacio para el desarrollo personal. Una oportunidad de hacer, de aprender o de desconectar haciendo algo completamente diferente a lo habitual.
Ecoturismo, turismo natural, turismo verde, turismo espiritual… Turismo alternativo.
Son distintos nombres para unas actividades que quieren romper con el clásico turismo de sol, playa, atascos, masificación,… Es un turismo responsable que busca minimizar los impactos ambientales, que valoriza y contribuye activamente a la conservación de los ecosistemas.
Actualmente menos del 10% de los viajeros del mundo escogen una opción de turismo alternativo, es una cantidad pequeña aunque de rápido crecimiento. Este tipo de viajes suelen escogerlos personas de mediana edad, con trabajo regular, que tienen un buen nivel socioeconómico y cultural, y que buscan, ante todo, no perder tiempo, sino manejarlo con sumo cuidado, y de forma inteligente.
Este tipo de turismo se ha constituido en una nueva forma de disfrutar del tiempo libre. El contacto con la naturaleza, las actividades que se desarrollan esos días provocan que el visitante tenga otra perspectiva para comprender el mundo que los rodea y también para redescubrirse a si mismo.
Se trata de una modalidad de turismo respetuoso por la naturaleza, basada en la actitud, en la conducta, en el compromiso que debe asumir la humanidad en cuanto a la conservación su entorno. En efecto, esta alternativa turística se basa en recobrar la importancia de lo que cotidianamente pasa desapercibido: el agua, el cielo, la frescura y pureza del aire. El turismo alternativo es una conjugación de turismo verde, natural, de aventura, etc. Es asimilar conocimientos ecológicos, saludables, espirituales, etc.; enriqueciendo nuestra formación tanto espiritual como física.
Como consecuencia del aumento de la demanda de este tipo de ocio, han ido surgiendo denominaciones como las ya conocidas de “turismo natural”, “turismo ecológico”, “turismo verde”, “turismo espiritual”, etc., basadas en presentar un contacto más o menos directo con la naturaleza y el medio ambiente, como punto central de su oferta turística, siendo muchas de estas actividades una evidente manipulación publicitaria.
Turismo alternativo sincero, no publicidad.
Si lo que buscamos es un turismo alternativo de verdad, que nos permita disfrutar de nuestro tiempo libre y que además nos aporte unos conocimientos que nos enriquezcan, debemos acudir a aquellas ofertas que cumplan con los principios del turismo sostenible. Para hablar de turismo sostenible se deben dar varias condiciones: contribuir a la conservación de la diversidad biológica, incluir una experiencia de aprendizaje, que sea ecológicamente sano y que la población local sea copartícipe de los beneficios económicos que genere la actividad turística.
Muchas de las nuevas ofertas de turismo alternativo tienen como destino países cuyo desarrollo ha sido limitado y que mantienen algunos ecosistemas naturales intactos. Por desgracia cuando hablamos de turismo a gran escala, el que afecta normalmente a estos nuevos destinos, estos principios no se están cumpliendo.
En el año 2002, se celebró en Canadá la Cumbre Mundial del Ecoturismo, a iniciativa de la ONU, en ella, entre otras medidas se abogó por limitar el capital extranjero en los complejos turísticos que se crean en las regiones o países en vías de desarrollo, para conseguir que sea la población local autóctona quien desarrolle y explote, de forma sostenible, sus riquezas turísticas. El desarrollo de un turismo sostenible es posible si las instituciones implicadas son capaces de ofrecer formación, microcréditos y otro tipo de asistencia a las pequeñas y medianas empresas dedicadas a estas nuevas formas de ocio y desarrollo personal.
Conjugar el desarrollo personal, el desarrollo económico local y el respeto a la naturaleza es posible si todos los que disfrutamos de las nuevas ofertas turísticas somos capaces de exigirlo.
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