Frutos secos: la almendra

A lo largo de la historia los frutos secos han sido un alimento fundamental. Son parte tradicional de muchas cocinas, por su variedad de sabores que complementan prácticamente cualquier plato que preparemos. Las almendras, anacardos, avellanas, piñones, pistachos, nueces… son un delicioso agregado a muchas recetas de cocina.

Constituyen un complemento idóneo de nuestra dieta, y resultan particularmente apropiados cuando hacemos deporte de larga duración o esfuerzos físicos intensos. Por su alto contenido en distintos nutrientes los frutos secos deberían formar parte de cualquier dieta saludable. Sin embargo hay que tener cuidado cuando se siguen dietas bajas en calorías o se sufren problemas digestivos.

Almendra (Prunus amigdalus)

La almendra es un fruto cargado de historia y tradición. Originariamente, la almendra se sitúa en las zonas templadas y desérticas del oeste de Asia. Posteriormente se extendió por toda la cuenca mediterránea.

Gastronómicamente es uno de los frutos secos más importantes por su sabor, aroma y posibilidades de utilización en la cocina (pastelería, preparados alimenticios, recetas de cocina) y en cosmética. Desde el punto de vista nutricional, la almendra es un concentrado de alta calidad que nos suministra de forma natural una gran cantidad de nutrientes.

Información nutricional

Tienen una gran cantidad de vitaminas del grupo B (especialmente B1, B2 y B3), muy beneficiosas para el sistema nervioso y para conciliar el sueño. También destaca su alto contenido en vitamina E. Por desgracia los procesos industriales, en el caso de las almendras el proceso de tostado, destruye parte de las vitaminas. En las almendras al igual que en resto de los frutos secos el contenido mineral es superior al del resto de frutas (fósforo, calcio, magnesio, hierro,…) Las almendras son una de las fuentes no animales más ricas en Calcio.

Son una gran fuente energética por su alto contenido en grasas. Estas grasas son en su mayoría ácidos grasos monoinsaturados (ácido oleico)

Las almendras aportan una gran cantidad de proteínas por lo que en dietas vegetarianas constituyen una excelente alternativa a las proteínas animales. Si las consumimos con su piel nos aportan fibra en cantidades considerables, lo que favorece la movilidad intestinal y combate el estreñimiento.

Por desgracia por su alto contenido en grasas que prolonga el tiempo de digestión y para aprovechar al máximo sus componentes hay que masticarlas muy bien y no ingerir más de 50 gramos al día. Por último, No hay que olvidar que debido a su elevado poder calórico, los frutos secos se desaconsejan en la mayor parte de las dietas alimentarias.

NutrientesContenido en 100 g
Proteínas20 g
Carbo Hidratos20,4 g
Lípidos52,2 g
Fibra10,9 g
Calcio266 mg
Magnesio296 mg
Potasio732 mg
Fósforo520 mg
Vitamina E24 mg

Conservación

Como consecuencia de su alto contenido en aceites, los frutos secos se enrancian con facilidad. Para lograr una perfecta conservación, hay que guardarlos en frascos de cristal bien cerrados y en un lugar fresco, seco y protegido de la luz y de los insectos.

Es preferible comprar los frutos secos en pequeñas cantidades y con su propia cáscara, pues mantienen mejor sus propiedades nutritivas y se conservan durante más tiempo que los pelados. Adquirirlos con cáscara, nos garantiza que no han sido tratados con ningún tipo de conservante y que han estado bien protegidos del polvo y de la humedad.

Salud

Las últimas investigaciones publicadas destacan la relación entre el consumo de frutos secos, y en particular las almendras, y la reducción de enfermedades del corazón debido a que son ricos en grasas insaturadas “sanas”.

No hay que olvidar que el aceite de almendras dulces tiene grandes propiedades cosméticas por lo que se usa en la piel de los bebés o en caso de quemaduras y otros problemas de la piel. Ayuda a la subida de la leche materna y como ya hemos mencionado mejora el sistema nervioso.

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